NUESTRA HISTORIA | LA UVA BONARDA | EL EQUIPO
Durante la gran mayoría de su existencia en la Argentina, la Bonarda fue plantada y cultivada para los cortes de vino, para proveer altos rendimientos y mantener el color y la fruta. Los enólogos muchas veces cortaron ese vino con vino a granel de bajo grado alcohólico, y una gran parte de ellos ignoró la Bonarda como varietal “noble”.
Sin embargo, en el 2000 Alberto Antonini y Attilio Pagli, los enólogos de Altos Las Hormigas, especialista en Malbec, fortuitamente encontraron el potencial de cultivar la Bonarda como varietal en Mendoza. Una granizada temprana se movió rápido y violentamente en la zona, podando naturalmente las hojas de la canopia de un viñedo vecino de Bonarda. Ese viñedo evitó un daño importante, pero la cosecha rindió la mitad de su volumen habitual. Mientras evaluaban el perjuicio, los enólogos se dieron cuenta que el resto de la uva tenía una concentración y una estructura sorprendente. El resultado fue un vino hermoso, de textura suave y con sabores persistentes. Como Alberto bien lo recuerda, sabia en ese momento que había quedado cautivado con la Bonarda.
Muy pronto, el equipo de Altos Las Hormigas creyó en el potencial de la Bonarda y en su personalidad única, y en el 2003 empezó a estudiar su variación a través de los distintos climas y suelos de Mendoza. Colonia Las Liebres se estableció como marca gemela para enfocarse solo en el cultivo de la uva Bonarda. Colonia Las Liebres pinta una liebre que vagabunda en el viñedo. Esa imagen se refiere a la personalidad del vino, puro y natural, un vino que refleja su único sentido de espacio.
La primera botella de Colonia Las Liebres Bonarda lanzada en el mercado fue la añada 2003. En 2005, plantamos 8 hectáreas en nuestra finca de Lujan de Cuyo. Tras 10 años de producción y experimentación con Bonarda como vino varietal, el equipo continúa a ser defensores dedicados y abogados apasionados del futuro de la Bonarda en el mercado global.