NUESTRA HISTORIA | LA UVA BONARDA | EL EQUIPO
La historia de la uva Bonarda en la Argentina siempre fue confusa y disputada. Inicialmente clasificada en Argentina como Bonarda Piamontesa de Italia, unos estudios nuevos sostienen que es en realidad un ancestro del Corbeau de Savoie, Francia. Para comparar las raíces Argentinas con las de Piamonte y las de Savoie, se condujeron unas pruebas genéticas, y el estudio reveló marcadores moleculares idénticos a los del Corbeau. La misma variedad se vinifica en California y se llama Charbono.
A pesar de su origen y migración, la Bonarda se adaptó perfectamente a la Argentina y se considera, hoy en día, parte de su identidad varietal. En 2011 el Instituto Nacional de Vitivinicultura aceptó el nombre de Bonarda Argentina, reconociendo la variedad distinta de Vitis Vinifera cultivada únicamente en Argentina. Es la 2nda variedad mas plantada en el país y su reconocimiento está creciendo rápido.
Históricamente, la Bonarda planteó varios desafíos a los ingenieros agrónomos y a los enólogos. Tiene una piel fina, entonces necesita una buena protección del sol y también una buena ventilación para evitar pudriciones. Por eso se usa mucho el “Parral”, una espaldera alta con canopia horizontal, que da resultados muy positivos. Ese sistema de pérgola domestica el vigor de la planta, proporcionando el espacio necesario entre los racimos.
Esa variedad tiene un ciclo vegetativo largo y una madurez muy tardía, así que medra en el clima cálido de Mendoza con temporadas secas consistentes. La vid prospera también en los climas con noches frescas, donde las temperaturas caen radicalmente, facilitando un desarrollo de la acidez y una buena retención de agua.
Con ese cultivo adaptado y una viticultura cuidadosa, el vigor de la planta está naturalmente equilibrado; resulta en una mejor maduración de la fruta y lleva a un vino encantador, con un cuerpo elegante, fino y una sensación en boca fresca y muy afrutada…claramente Argentina!
